Sueñitos
Sueñitos
No duré mucho en
soñarte, desde el primer día que vi tus ojos claros, eran los ojos más puros
que jamás encontré. Cada día y cada noche desde ese momento, te seguí soñando.
Soñaba con poseer un poco
de esa pureza, soñaba con que tu luz iluminara la oscuridad de mi espíritu,
encontrando así el camino a la plenitud.
Sentí que mi sueño se hacía realidad el día que me buscaste,
no entendía como podías interesarte en alguien tan vulgar como yo, tu belleza
tan elegante y tu lindura tan sofisticada, se opacaban con mis temores. Quizá
mi error fue ser sincera, siempre fui transparente contigo, se me olvido
esconder mi locura. Talvez eso te obligo a romper mis sueños. Me desperté de
aquel éxtasis cuando de tu boca salieron balas y decidí con todo respeto
dejarte ser siempre puro, siempre tranquilo, siempre sereno. Pero los sueños
rotos luego se convirtieron en pesadilla cuando quisiste despertarlos,
confundidos con tus actitudes aquellos sueños no sabían hacia dónde dirigirse,
no sabía si abrazarte como si fuera la última despedida para protegerme de tus
flagelos, o si besarte y lanzarme a mis propios flagelos. La cobardía de tus
sueños que nunca dejaron soñarse, provocaron el colapso de la valentía de los míos.
Hoy ya no sueño
contigo, ya no me pareces un sueño puro, sino uno de esos sueños intensos que
se hacen difíciles de recordar. Aun no te entiendo Jorge y creo que nunca lo
haré.
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